viernes, 1 de octubre de 2010

Review: Interpol - Interpol

viernes, 1 de octubre de 2010

Preguntas de las que jamás se puede tener una respuesta certera, abundan, y existieron durante toda la historia del ser humano racional. Lejos de ser resueltas, los avances que realiza el hombre, y el paso de la historia, hacen que éstas sean cada vez más. Están aquellas personales, que le surgen a uno de sólo reflexionar. Pero también están aquellas que existen desde siempre, y han sido instaladas en el conciente popular. Cada ámbito posee sus propios cuestionamientos, y el rock, movimiento concientizador si los hay, no se escapa de ello. Y en lo que respecta a lo musical, es algo clásico formularse: ¿Un artista debe explorar la música, y buscar crecer e innovar, derribando los encasillamientos? ¿O debe ser fiel a su estilo, y crear una identidad propia, bien definida y reconocible? De los primeros, tenemos gente como los Beatles, Bob Dylan, David Bowie, The Clash, Radiohead, por nombrar algunos. Y de los otros, están AC/DC, Rolling Stones, Oasis. La única conclusión que sacamos de esto, es que es mucho más fácil enumerar artistas exitosos que han variado en su estilo, que nombrar algunos que hayan mantenido un sonido distintivo a lo largo del tiempo, siendo igual de exitosos.

Reconozco que, personalmente, prefiero a aquellos gustosos de experimentar, pero, ¿Quién dice que está mal mantener la misma fórmula? Muchos critican a estos últmos, al decir que en su sexto disco escuchan lo mismo que en el primero pero, ¿Si escucháramos ese sexto disco como si realmente fuera el primero que escuchamos de la banda? Seguramente apreciaríamos una calidad que, libre de prejuicios, es muy distinta. Admito ser bastante contradictorio al escribir esto, puesto que más de una vez he condenado a algunos por no arriesgarse a lo nuevo, y seguramente, en un futuro también lo haga. Pero de cualquier manera, me pareció una buena idea compartir esta reflexión. Me gusta pensar en la esencia inmutable de las cosas, pero por momentos, Heráclito parece tirar más fuerte de la soga.

Toda esta gran introducción para decir que el cuarto álbum de Interpol suena bastante parecido a sus antecesores. Y aún así, sin ser tampoco un gran disco, tiene varias canciones que consiguieron embobarme grossamente.

Interpol fue quizás la primera de varias bandas aparecidas en el siglo XXI, cuya principal influencia era el post-punk de Joy Division. El cuarteto estaba conformado por Paul Banks en voz y guitarra, Daniel Kessler en la guitarra, Carlos Dengler en bajo y teclados, y Sam Fogarino en la batería. Su álbum debut, Turn On The Bright Lights del año 2002, es considerado por muchos como uno de los mejores de ésta época. El álbum era todo un homenaje a la oscuridad típica de Joy Division, tanto por la música, la voz, y las letras. Con Antics, su secuela, buscaron mayor energía, siendo Our Love To Admire el más flojo de los tres discos. Y más allá de los retoques, Interpol siempre mantuvo su sonido.

Our Love To Admire fue duramente criticado, precisamente, por que la banda no apostó a algo distinto a lo anterior. Algo similar a lo que le pasó a Oasis con Be Here Now. Y sin embargo, Interpol (Ya sin Dengler en su formación) decide mantener su idea musical en este cuarto disco. Quizás ese sea el sentido de llamar al disco igual que la banda: porque representa el espíritu de Interpol.

Ante palabras como las que vengo empleando hasta aquí, corro el riesgo de que se interprete como una sobre valoración del disco, cuando no es esa mi intención. De hecho, el gran error del álbum, es que varias canciones suenan prometedoras, pero con el correr de los minutos, terminan pinchando esa ilusión que se nos generó en los primeros segundos. Barricade sea posiblemente el mejor ejemplo de ello, pues la demoledora introducción queda completamente opacada a partir de que Paul Banks comienza a cantar. Y lo mismo sucede en varios temas.

Sin embargo, también hay canciones como Success, Memory Serves, o Lights, que tranquilamente podrían figurar en el repertorio de las mejores canciones del grupo.

Este LP homónimo tampoco presenta cambios en la temática lírica. Sigue siendo fiel al formato “canción”, y hablando sobre sentimientos oscuros, bastante profundos por cierto, y por momentos encadenándolos a relaciones amorosas (El primer disco de ellos es mi favorito, pero sigo detestando ese “Stella, i love you, stella…”)

Los fans acérrimos de la banda seguramente amaran el disco. Los más escépticos, lo van a disfrutar siempre y cuando sean abiertos de mente. En cuanto a mí, quizás lo deguste mejor después de varias escuchas.



Puntaje: 7.7

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