miércoles, 17 de abril de 2013

The Cure en Argentina (12/04/2013)

miércoles, 17 de abril de 2013 0



Casi media hora de espera. Luego de Di Giovannis y Utopians, ya se hacían las 21:00, hora en que estaba pactado el comienzo, cuando de pronto, una voz anuncia desde atrás del escenario, que el show iba a demorarse 15 minutos, para que termine de ingresar el público que aún no lo había hecho. Pasamos esos 15 minutos, la impaciencia era cada vez mayor. Cada vez que un técnico de la banda aparecía en la banda para realizar alguno de los últimos arreglos, muchas personas aplaudían ante la ilusión de que sea su amado Robert. Nuestro amado Robert.



Hasta que se apagaron las luces. Y la pantalla empezó a brillar, delicadamente, mostrando imágenes semejantes a un cielo estrellado. Y a los pocos minutos, apareció la banda, y apareció Robert. Y estalló Plainsong, como carta de bienvenida, y creo que nadie podía creer lo que estaba viviendo. Nadie terminaba de caer. Los gigantescos teclados de Roger O’Donnel, el tempo pausado, Simon Gallup y sus líneas de bajo melódicas, porque ya lo sabemos, el bajo en The Cure no es sólo hacer bases. Y Robert en silencio, sonriendo al público, hasta que se acercó al micrófono, y musitó ese clásico “i think it’s dark, and it looks like rain”, y eso bastó para la ovación de la gente. Y ante el estupor del público, la siguiente canción fue Pictures Of You, y el ensueño parecía no terminar. Verdaderamente, creo que esas dos canciones representaron el momento de mayor belleza e intensidad emocional de todo el show, fue simplemente lisérgico. Lullaby, y posteriormente High, y The End Of The World, se encargaron de devolvernos a la realidad, sacarnos de ese estado de trance, y movernos un poco. Lovesong llevó esa idea más adelante, y ni hablar de la seguidilla Push / In Between Days. Y como si fuera poco, el tema siguiente fue Just Like Heaven, momento en el que el estadio de River casi colapsa. Todo el mundo coreó ese “Show me, show me, show me how you do that trick”, y nuevamente, la fusión de teclados, chorus, bajo, fue simplemente envolvente. Ni hablar de Reeves Gabrels ejecutando esa melodía celestial de guitarra. Me hubiera gustado que esas mismas texturas se repitieran en From The Edge Of The Deep Green Sea, uno de mis temas favoritos, pero lamentablemente, algo faltó. La disfruté igual, obviamente. Luego de Sleep When I’m Dead (Probablemente la canción que menos interés despertó en el público), vino la dupla Seventeen Seconds, con Play For Today, y A Forest. En mi opinión, a ambas les faltó energía, más velocidad, y un Robert más inspirado quizás. Luego del delirio noise de Simon Gallup, el tema siguiente fue Primary, una verdadera sorpresa en el setlist. Seguirían el desorden de Bananafishbones, Charlotte Sometimes, The Walk (La bailaron hasta los muertos). Otros momentos destacados de esta mitad del show fueron Friday I’m In Love (Obviamente), Fascination Street (Luego de Doing The Unstuck y Trust, ambas de Wish). Llegando al final de esta tando, vendría One Hundred Years, y ahí estaban todos, bailando al ritmo de esa trágica disonancia, en una de las canciones más oscuras de la banda, total “It doesn’t matter if we all die”. Y antes de que se vayan detrás del escenario, cerrarían esa tanda con nada más ni nada menos que Disintegration, con un Smith ya exhausto, desintegrado, ya que estamos.



Los bises vendrían de la mano de esa tríada Kiss me, Kiss me, Kiss me, con The Kiss, If Only Tonight We Could Sleep, y Fight. Definitivamente, el momento más hipnótico del recital. Pero en el segundo bis, al final de la velada, vendría la fiesta: The Lovecats, The Caterpillar, Close To Me, Hot Hot Hot, Let’s Go To Bed, y Why Can’t I Be You. Toda una tanda de temas donde The Cure se despojó de todas sus crisis existenciales, y mostró que también saben divertir. Llega Boys Don’t Cry, el hit de todos sus hits, la canción que todos cantaron.Muchos creyeron que ahí terminaba todo. No, habría tiempo para más y para el delirio de los fans, sonarían 10:15 Saturday Night, y la explosiva Killing An Arab, mejor final, imposible. No se podía pedir nada más ya, y para colmo, Robert se despidió con un “See you again” que enardeció a la multitud.



Lo que se vivió en River fue una sobredosis de soma. Algo histórico, verdaderamente. Uno puede ponerse quisquilloso y decir “Me hubiera gustado que toquen algo de Bloodflowers”, o “Que le pongan más onda a A Forest”. Pero realmente, hay que admitir que el setlist, la banda tocando más de 3 horas, la noche otoñal, TODO fue perfecto. Creo que para los que estuvimos ahí, no existe nada más grande en este momento que The Cure. Inclusive para mí, que siempre renegué de los favoritismos. Ahora, a confiar en que Robert Smith se acuerde del “See You Again”, porque de seguro, ahí estaremos nuevamente.
  


domingo, 20 de enero de 2013

Los 25 discos del 2012

domingo, 20 de enero de 2013 0
Como de costumbre, llegué tarde a la fiesta, y armé esta lista justo cuando ya nadie habla de los discos del 2012. El mundo ya se hartó del 2012 y sus falsas promesas apocalípticas. Todos queríamos acelerar nuestro auto por la autopista mientras nos perseguía un tornado, que la lava nos pise los talones, o jugar a la rayuela con las grietas de un terremoto. Hay un revival noventoso en marcha, así que no es de extrañar que muchos hayan asociado esas fantasías catastróficas con, precisamente, la interminable lista de películas sobre catastrofes que hubo en los 90. Retromanía.

Afortunadamente, en lo que sí cumplió el 2012 fue en dejarnos un buen puñado de discos disfrutables, que en un par de años muchos recordarán. Y afortunadamente, resultó ser un año mucho mejor que el anterior. Basándome en lo que más disfrute, armé esta lista con 25 discos que me gustaron (o encantaron), siempre aclarando que, lamentablemente, este tipo de listas nunca se mantienen firmes con el paso del tiempo. Si reviso las listas que publiqué en 2010 y 2011, había infinidad de modificaciones. Así que mejor dejarlo como "Los 25 discos del 2012 que más me gustaron apenas finalizó el año blablabla". Y como no podía faltar, los típicos errores de interlineados, exceso de renglones en blanco, y demás desprolijidades, cortesía del generoso editor de textos de Blogspot. Lo que importa, la lista:


25. Flying Lotus – Until The Quiet Comes

Esto es abstracto. Difícil de descifrar por momentos, inclusive. Pero para escuchar de noche, a buen volumen, funciona a la perfección. Un disco puramente electrónico, que mezcla beats hip hoperos, algun sonido un tanto industrial, y sobre todo, muchísimas melodías jazzeras. La mayor parte del disco es instrumental, pero cuando ingresan las voces femeninas, verdaderamente se sienten como un aporte. Dato aparte la participación de Thom Yorke en el tema “Electric Candyman”. Lo que más sobresale de este trabajo, es que verdaderamente se siente como un todo, como un viaje de principio a fin.
 

24. Animal Collective – Centipede HZ

El disco que decepcionó a muchos, entre los que me incluí, en un principio. Pero afortunadamente, las repetidas escuchas me permitieron apreciar este trabajo mucho mejor. Sin dudas, el disco más complejo que hacen desde Here Comes The Indian, cinco discos atrás en su discografía. Simplemente, son demasiadas capas de sonidos, demasiados ruiditos raros, demasiados loops. La textura sumamente densa y sobrecargada, lo cuál dificulta mucho la comprensión de que, detrás de todo eso, Animal Collective sigue haciendo canciones pop, locas y extrañas, igual que antes. Moonjock y Applesauce sean probablemente las canciones más destacadas a mi gusto. Desde New Town Burnout en adelante, el disco pierde bastante consistencia, y las canciones pasan a ser bastante olvidables. Pero la primera mitad del disco es sin dudas, genial, y ahí reside la grandeza de este trabajo.

23. Dinosaur Jr. – I Bet On Sky


Lo de Dinosaur Jr. es admirable. Fácilmente una de las bandas más exitosas en reformarse. Desde su reencuentro, luego de varios años de separación, lanzaron dos muy buenos discos (Beyond y Farm), y éste tercero no se queda atrás. Quizás no es un disco super parejo, pero no deja de tener grandes canciones, con todos los elementos de siempre: Mucha distorsión y melancolía a la par, con grandes melodías, la voz desganada de J. Mascis y sus geniales solos de guitarra. 
 

22. Tigercats - Isle Of Dogs

Esta más que claro que muchas bandas, en este último tiempo, han optado por apostar a los sonidos dulces y las melodías felices para transmitir su mensaje. Los Tigercats, oriundos de Londres, no son la excepción. Estos muchachos han sido comparados con bandas como The Wave Pictures y Los Campesinos, entre otras. Isle Of Dogs, su primer LP, exhibe un indie rock despreocupado, alegre, repleto de melodías para el recuerdo, con mucha inocencia veraniega, guitarras al frente (casi deudoras de los neoyorquinos de Television) la voz aguda de su frontman, la intervención en momentos precisos de una segunda voz femenina, y las referencias a personajes como “Kim & Thurston”, y “Stevie Nicks”. Además, el sonido rústico y lo-fi, no deja de recordar a la primera etapa de Pavement. Como se puede ver, su estilo nos remite al de muchas bandas (y por eso, esta idea de que pueden parecer “del montón”), pero despojándose de ciertos prejuicios, se puede disfrutar con creces estas hermosas 11 canciones, mientras esperamos a que encuentren una identidad más propia en su próximo material.

21. Ariel Pink’s Haunted Graffiti – Mature Themes


A los que esperábamos un Before Today II, nos costó llegar a degustar este disco. Es que Ariel optó acercarse un poco a sus raíces, y concebir un disco más lo-fi, y como si fuera poco, eligió componer de un modo un poco más “rebuscado”, con melodías y sonidos raros, progresiones de acordes inusuales por momentos, y sobre todo, los volúmenes de las pistas, que por momentos se vuelven incómodos. Nada de lo descripto anteriormente suena a elogio, pero la verdad es que luego de varias escuchas, el disco me termino gustando mucho. Y sobre un disco tan freakie, se aprecia mucho que a la par, Ariel siga mostrando su veta de eterno reivindicador de los ’60, en temas como “Kinski Assassin” y “Only In My Dreams”.

20. Grizzly Bear – Shields

Grizzly Bear continúa apostando a su reconocible folk-no-tan-folkie, que alcanzó su máximo punto de expresión en su anterior trabajo, Veckatimest. Y todos los elementos que los caracterizan están ahí: la calma de las guitarras acústicas, cortada por momentos con rasguitos distorsionados y desprolijos, estructuras trabajadas, producción detallista, armonías vocales, y canciones totalmente memorables, en especial “Yet Again” y “A Simple Answer”.


19. Trailer Trash Tracys - Ester


Los Trailer Trash Tracys son un cuarteto oriundo de Londres, y Ester, es su primer larga duración, lanzado en enero de 2012. Inclinados hacia un dream pop bien oscuro, y por momentos, psicodélico, los londinenses no tienen miedo en dejar en claro, y con mucha gracia, cuales son sus influencias. “You wish you were red” es el single perfecto, Indie pop sin grandes pretensiones, que cumple a la perfección. Pero en el otro extremo, también está “Starlatine”, un acercamiento a Animal Collective, y “Black Circle”, con sus alocadas líneas de bajo que hacen pensar en un Primus más “light”. Y para el final, “Turkish Heights”, un homenaje al The Cure más melancólico. Durante todo el disco, los denominadores comunes son las lineas de bajo bien contundentes, la calida voz de su frontwoman, que se pierde entre todas las pistas, mucho reverb, y sobre todo, ese constante feeling bien darkie. En líneas generales, Ester exhibe un gran abanico de sonidos, de todas las variedades, pero conjugados con gran maestría en 10 canciones. Y ver que desplieguen tantos colores en este, su primer lienzo, no hace más que convertirlos en toda una promesa. (Extraído de Whatever Nº11)


18. Passion Pit – Gossamer

La fórmula melodía alegre / letra triste no es ninguna novedad. Pero a esta altura, existen novedades? Passion Pit opta por esta formula en casi la totalidad de sus canciones, usando ritmos bailables, melodías pegadizas que piden sonar en las radios, pero con letras oscuras, depresivas, y lamentos típicos de la rutina y la cotidianeidad, con las cuáles más de uno se sentiría identificado. Texturas sobrecargadas de sintetizadores, guitarras, delays, coros femeninos, y un largo etcétera. 


17. Sharon Van Etten – Tramp


Por momentos, acompañada sólo por su guitarra acústica, por otros, con guitarras mas sucias y en plan más rockero, algún que otro teclado, e inclusive, algún que otro arreglo orquestal. Así va avanzando el disco, pero lo que siempre mantiene en común Sharon Van Etten, es su capacidad de interpretar con su voz las melodías más cautivantes, y siempre de un modo encantador, que pone los pelos de puntas. Desde el inicio con Warsaw hasta Leonard, reina la perfección. Y Magic Chords, el single, con ese redoblante casi militar, y los coros de Zach Condon de Beirut, termina convirtiéndose en el tema más memorable del disco.


16. The Men – Open Your Heart


The Men fueron una de las pocas bandas que, en el 2012, se animaron a rockear. Y lo interesante es la cantidad de estilos que entran en el disco. De arranque, dos temas bien garageros, punkies y agresivos. El tercer tema, sorpresivamente, resulta ser una especie de post-rock, instrumental, pero con melodía country. Luego, dos temas que se acercan a Sonic Youth, por el tempo acelerado, el noise, y el constante juego de las guitarras, sucias y desprolijas. A continuación, la canción que le da nombre al disco, que parece un robo a mano armada a “Do You Ever Fallen In Love” de los Buzzcocks, pero no por eso deja de ser un gran tema. A continuación, otra sorpresa: una canción folkie bien sureña. Y para cerrar, más punk y noise. El disco parece caótico por momentos, pero sin embargo, The Men ha sabido arreglárselas para meter todas estas influencias de un modo fluído. 

15. Death Grips – No Love Deep Web


Esta banda. Si en lugar de hablar de los mejores discos, estuviéramos hablando de las mejores bandas del 2012 (y siempre dejando en claro que hablamos de lo a MÍ me parece lo “mejor”), Death Grips se llevaría el primer premio. Porqué? En un solo año, dos discos geniales, originales, que verdaderamente intentan poner algo nuevo sobre la mesa, una imagen y actitud provocadora, y muchísima atención por parte de la prensa. Y gran parte de esa atención se debió a la portada de este, su esperado segundo disco del 2012. Si bien para la mayoría (entre los que me incluyo) se trató de una decisión de mal gusto, no se puede negar que fue una jugada inteligente. Pero centrándonos en el disco, Death Grips expandió su hip hop experimental, volviéndolo mucho más oscuro, más psicópata, con MC Ride un paso aún más adelante como frontman, y una producción mucho más abstracta, más confusa. En un primer momento encontré difícil este disco, pero eventualmente llegué a apreciarlo. Y creo que si hay que elegir un solo tema que resuma lo que es este disco, ése debe ser No Love. Sintetizadores graves, beats profundos. Una genialidad.

14. Godspeed You! Black Emperor – Allellujah! Don’t Bend! Ascend!


Ésta fue sin dudas la gran sorpresa del año. Sin anuncios, Godspeed lanzo este disco, que nadie imaginaba posible, a 10 años de Yanqui U.X.O, su anterior trabajo. Y realmente, fue un regreso impecable. Y fieles a sus estilo y su forma clásica de componer, dejan dos canciones de 20 minutos cada una (Las cuáles difícilmente pueden ser consideradas sólo dos canciones), junto a dos piezas de drone experimental, de más corta duración. En fin, todo lo que se puede esperar de GY!BE, está en este disco, que inclusive hasta puede ser visto como el más accesible de su discografía. 



13. Él Mató A Un Policía Motorizado – La Dinastía Escorpio



Y un día, una de las bandas más queridas del Indie nacional finalmente volvió a sacar un disco. Y simplemente, nos dan todo lo que se podía esperar de ellos, y más: guitarras “Strokeras”, mejor producción, más teclados, y lo que es más importante, más canciones que serán pogos asegurados en sus shows. La Dinastía Escorpio es el retrato de una banda con experiencia, sólida, y que definitivamente sabe muy bien cómo hacer las cosas. El único disco nacional al que le dediqué tiempo este año (Lo cual no está bien, pero intentaré remediarlo para el próximo año)

12. Trust – TRST

Disco debut de este proyecto synthpop, que ha tenido que sufrir una de las peores cosas que le puede pasar a una banda: la constante comparación con otra. Y en este caso, las comparaciones fueron con Crystal Castles. Ambos son dúos de un chico y una chica, ambos provienen de Toronto, Canada, y ambos hacen música primariamente electrónica. Pero en mi opinión, tienen estilos completamente distintos, siendo Trust una idea mucho más influenciada por los ’80, más cercano a Depeche Mode y bandas afines. Recomendadisimo, no se dejen engañar por esa pésima portada.

11. Chromatics – Kill For Love

Ningún disco me pareció, en todo el año, tan demoledoramente genial a la primera oída, durante el principio, y tan decepcionante a partir de la mitad del disco… Es que el arranque con ese cover de Neil Young hecho a la Cocteau Twins, y los temas siguientes, que van entre The Jesus And Mary Chain, Joy Division, y The Cure, Me hicieron pensar que estaba ante el disco del año. Con baterías acústicas y electrónicas a la vez, las bases hechas a puro sintetizador, y las melodías geniales de la guitarra, junto a esa voz femenina con mucho reverb… Pero superado ese tramo, la banda se mueve hacia una especie de dream pop que, más allá de algunas canciones, no termina de salirles con mucha gracia. Y en ningún momento el disco vuelve a ofrecer un momento energético como en los primeros temas. El disco, a mi parecer, saldría más airoso si hubiera sido de sólo 10 canciones, en lugar de 17. Que sobren 7 canciones, es mucho. Pero los mejores momentos de este disco, son demasiado buenos…

10. Dirty Projectors – Swing Lo Magellan


Cómo moverse luego del éxito arrasador luego de un disco como Bitte Orca? Dirty Projectors eligen un camino más simple, lejos de la complejidad de sus trabajos anteriores, con un disco que se siente, por momentos, como un disco solista de su frontman, Dave Longstreth. Y en ese tono más calmo, más acústico, inclusive se dan el lujo de hacer canciones de amor, algo no tan común para ellos. Las coristas se lucen, como de costumbre, y la banda en general demuestra que, aún en su versión más sencilla, siempre encuentran su espacio para mostrarse como grandes instrumentistas.


09. Tame Impala – Lonerism


Según el propio Kevin Parker, “La gran diferencia entre el primer álbum y Lonerism es que dije “A la mierda” y decidí hacer únicamente lo que me da la gana…” Y eso se nota, sobre todo, en el gran abanico de influencias que exhibe este disco. Innerspeaker, su antecesor, sonaba más a una sola cosa, a algo más homogéneo. En Lonerism, en cambio, encontramos: Riffs a lo Black Sabbath en “Mind Mischief”, un tema como “Elephant” que casi podría ser un tema de QOTSA, dream pop en “Feels Like We Only Go Backwards”, y hits como “Endors Toi”, “Apocalypse Dream”, o “Why Won’t They Talk To Me”. Las canciones, en sí, suenan más accesibles, pero con una producción mucho más densa y sobrecargada, con más teclados, y sonidos extraños. Pero sin lugar a dudas, el disco representa un paso adelante en la evolución de Tame Impala, probablemente la banda más “cool” del momento.

08. Crystal Castles - (III)

De los discos que más expectativas generaron antes de su salida. El dúo electrónico canadiense optó por oscurecer un poco su sonido, comprimirlo en comparación de su hiper-producido antecesor, pero a grandes rasgos, continuar la misma senda que mejor conocen. Y a pesar de no ofrecernos muchas novedades, (III) se las arregla para seguir siendo un gran disco, en mi opinión a la misma altura de los dos LP anteriores (Personalmente, me cuesta elegir un favorito de los tres). Imposible para mí no ver a estos 3 discos como una suerte de “trilogía”, y no dejo de imaginar que el próximo trabajo va a ser el verdadero cambio para Crystal Castles.

07. Ty Segall Band – Slaughterhouse

De los pocos que se animaron a hacer rock sin pretensiones en el 2012, Ty Segall y su banda se llevan el premio. Punk ruidoso, a base de fuzz, power chords, acoples, gritos, y noise. El final de I Bought My Eyes no tiene nada que envidiarle a un tema de Sonic Youth, Muscle Man suena a The Kinks, y Wave Goodbye entra en una zona más cercana a Black Rebel Motorcycle Club, o a los White Stripes inclusive.



06. The XX – Coexist


The XX fueron una de las tantas bandas que, en el 2012, optaron por volverse minimalistas. Quizás se deba en parte a que, su disco anterior (y su debut), lo grabaron como cuarteto, y esta vez, luego de la expulsión de la guitarrista Baria Qureshi, se vieron obligados a prescindir de más capas sonoras, y volverse más oscuros y silenciosos. Más reverberosos. Romy Madley Croft y Oliver Sim intercambian sus voces, y dialogan mucho más que antes, sobre historias de desamor y ruptura. Bajo y guitarra interactúan de un modo mucho más fino, y los beats de Jamie Smith llegan a coquetear con el house, haciendo, por momentos, un disco mucho más bailable, pero siempre de un modo compacto y comprimido. En líneas generales, tampoco es que The XX haya cambiado demasiado. Siguen en su zona de mayor comodidad, pero en mi opinión consiguieron mejorar y pulir su estilo tan particular, y sonar mucho más maduros que en su álbum predecesor.

05. Alt-J – An Awesome Wave

En mi humilde e ignorante opinión, me parece que éste es un disco que le encantaría a los fans de, por ejemplo, The XX. Tampoco es un dato menor que estos muchachos citen como influencia al In Rainbows de Radiohead. En resumen, un disco genial, relajado y que a la par, invita al baile. Texturas sencillas, contrapuestas con estructuras más elaboradas y cambiantes, y siempre eligiendo melodías pop, pegadizas, imposibles de fallar. Otra de las grandes revelaciones del año.
 

 04. Beach House – Bloom


Que el primer tema del disco sea tu favorito, es algo molesto, porque ya de entrada, condena la escucha del resto del disco. Y si ese tema, además, es tu favorito de todo lo que salió ese año, qué hacer entonces? Eso me pasa con Myth, simplemente me enamoré de esa canción. Y sin embargo, luego de esa gran pieza, el disco consigue mantenerse a flote, y entrega más y más muestras de belleza, con teclados paradisíacos, melodías de guitarra simples y exquisitas a cargo de Alex Scally, y sobre todo, la voz (esa voz, uff…) de Victoria Legrand, profunda, meláncolica y seductora a la vez. Creo que me sigo quedando con su disco anterior, Teen Dream, pero por muy poco. Además de Myth, otras canciones como Lazuli, Wishes, y el cierre impecable con Irene, deberían pasar a formar parte de los mejores temas que compuso este dúo.

03. Death Grips – The Money Store


Si bien su primer trabajo medianamente notorio fue su mixtape de 2011, “Ex-Military”, fue acá donde empezó el hype. Mucho más accesible que su sucesor, No Love Deep Web, pero en resumen, la gran obra de Death Grips. Aún me es difícil comprender como una mezcla de estilos que no me son muy afines (Hip Hop, Dubstep, Industrial) terminan generado uno de los mejores discos del año en mi opinión. Get Got es la carta de presentación perfecta, con ese sinte disparatado, y esa batería que se acerca al math rock por momentos. Y así avanza, con grandes canciones como The Fever, I’ve Seen Footage, Bitch Please, y el cierre perfecto con The Hacker, canción que nos hace pensar instanteamente en, por ejemplo, LCD Soundsystem. E insisto, Death Grips fue la gran revelación del 2012.
 

02. Grimes – Visions


Claire Boucher fue otro de los grandes personajes del 2012. Mucho se habló de ella, de su extravagante sentido de la estética, de la “validez” de sus influencias, y sobre todo, de este excelentísimo LP. Visions es algo increíble: Pop “para divertirse”, canciones que parecen pedir transmisión radial, pero a la par, se nutren de una gran oscuridad, y consiguen lograr un sonido único, difícil de comparar, pero familiar a la vez. La primera mitad del disco es un hit tras otro, con canciones memorables como Genesis y Oblivion, siendo a partir de la segunda mitad donde se encuentran los temas más reflexivos, los más cercanos a “baladas”. La voz de Grimes es sumamente particular, muy aguda por momentos, y la constante experimentación con su voz, usando loops, delays, ayudan a desarrollar sonidos muy originales, sumado a los constantes sintetizadores que se extienden por todo lo largo del disco. No fue mi favorito por muy poco, a decir verdad.

01. Swans – The Seer

Que éste haya sido mi disco favorito del año, fue algo extraño por muchos motivos. Por empezar, Swans era una banda a la que, luego de escuchar varios discos, había renunciado casi por completo. Demasiado oscuro, denso, pesado, y abrasivo para mí. Sin embargo, con todo el hype alrededor de éste último disco, The Seer, me llevó a darles una suerte de “última oportunidad”. Y al finalizar la primera escucha completa, me encontré sorprendido al ver que el disco, de hecho, me había gustado mucho. Cuánto más lo escuché, más me gustó, y eventualmente llegué a la conclusión de que esto era lo mejor que había escuchado en el año. Y estamos hablando de un disco doble, de un total de casi 2 horas de duración. Y ese es otro de los motivos por los que también es extraño que me guste tanto este disco: Los discos dobles suelen causarme rechazo. Porque en general, en los discos dobles tiendo a encontrar mucho material “de relleno”, y muchos huecos, momentos sin inspiración (todo esto desde un plano totalmente subjetivo). Y lo pienso así de varios discos dobles importantes, como The Wall, o London Calling. Y sin embargo, con The Seer no me sucede esto. The Seer me parece genial de principio a fin. Y aunque quizás sea su disco más “accesible”, sigue siendo un disco de Swans: oscuro, cacofónico, difícil de digerir. Pero inclusive las partes de drone me parecen atrapantes. Michael Gira y su voz grave, siempre intimidante, que roza la locura por momentos, la combinación de guitarras distorsionadas, acústicas, y slide, la contundencia del bajo, y la terrible fuerza que transmite la combinación de las dos baterías. Como si fuera poco, también hay melodías de piano, instrumentos de cuerdas, vientos, campanas, todos contribuyendo a enriquecer la instrumentación. Los coros de varios músicos invitados (Low, Akron/Family, e inclusive Jarboe, antigua cantante femenina de Swans) siempre le dan un aire de frescura a la transición del disco. La sorpresiva aparición de Karen O, de Yeah Yeah Yeahs, en la canción menos Swans de toda su discografía, resulta en uno de los puntos más altos. Mención aparte merecen las letras, simples pero de gran efectividad al fundirse junto a la música, sobre todo el “i see it all, i see it all” del tema que le da nombre al disco, que tranquilamente podría ser la banda sonora de El Aleph de Jorge L. Borges. Mucho amor por este disco, y seguramente quedará para mí como un disco a revisitar muchas veces más, después de muchos años.
 
 
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